lunes, 29 de octubre de 2007

Sólo unos segundos...

Todas las mañanas, cuando salgo del metro en la estación de Atocha y voy hacia los torniquetes de Renfe para coger el tren que me lleva a mi trabajo, escucho a un violonista que se pone en uno de los pasillos de salida. No le veo porque queda de espaldas a mí, pero sí oigo como toca. Siempre interpreta tres obras, variando de día en día, pero son siempre las mismas. Son conocidas pero la verdad es que no sé identificarlas.

Hay mañanas que esos segundos de música me ponen de buen humor. En esos momentos disfruto de la fuerza de un instrumento en directo, que es como si lo llenara todo. Sólo unos segundos y me olvido de todo para concentrarme en ese sonido, que parece que me sigue, que parece dirigido solamente a mí.

Debería darle las gracias a ese señor por hacer que me sienta tan bien simplemente con sonido de su violín.

11 comentarios:

RGAlmazán dijo...

Hay verdaderos artistas en el metro, aunque también hay algunos mediocres.
Hace tiempo que no tengo que coger el metro a diario, pero me queda buen recuerdo de los músicos del metro.

SAlud y República

Gemma dijo...

Yo, en diversas ocasiones, me he cruzado con un organillero, tocado con boina y bigote tirolés, muy simpático, que se coloca siempre en la misma esquina.

Aunque sus melodías sean tristísimas, a la gente parece gustarles. ;-)

Maripuchi dijo...

Hay estaciones que da gusto pasar por ellas...
Un besito, guapi, te echo de menos...

Rocío Rico dijo...

Si le echas unas monedinas seguro que se da por agradecido ;-)

De mi estancia en Madrid me queda la costumbre de dar dinero a los que piden haciendo algo artístico... porque, les salga mejor o peor, se lo curran. Es un trabajo, con todas las letras. Y a veces algo más.

Blanca dijo...

No sé si será el mismo violinista que se ponía en Nuevos Ministerios, en el transbordo hacia la línea 6... era un chaval del Este y tocaba el violín maravillosamente, tanto que pensé que sería el mismo experimento que hicieron en Nueva York, con un monstruo de esos de una orquesta y que nadie paraba ni le dio un duro...

Le escuchaba cada día (hasta que cambie la ruta) y como el lugar en que se ponía era muy largo y con una sonoridad estupenda, los cinco minutos de caminata se hacían más que agradables y cada viernes me paraba a darle la "asignación semanal" por el buen rato mañanero...

Muchos grandes músicos que en el mundo son empezaron en el metro.

garib dijo...

Me has recordado un día que escuché en el metro a un trío de cuerdas tocando un famoso movimiento de Bach, que a lo mejor era algo de lo que tú oíste. Tuve la misma sensación, aunque no las volví a escuchar.

Pues no sé yo, blanca, la mayoría de música en el metro de Barna me parece bastante, como mucho, normalita, la verdad. Sólo recuerdo una chica argentina con una guitarra que no le hacía falta porque tenía una voz espectacular y que más tarde, en una entrevista en una tele local, supe que se dedicaba a eso y actuaba por algunos locales.

En mi casa hay un tipo que a veces aporrea unos teclados llenos de botones y lucecitas. Voy a echarle unas monedinas a ver si le sale algo decente de una puñetera vez, aunque me parece a mí que no va por lo clásico.

Naveganterojo dijo...

Me has recordado una cancion de los 60,de no recuerdo que grupo,que decia mas o manos esto:"Siempre cuando te espero,oigo el violin que hacia sonar un pobre viejo....."
Es curios como unas frases te hacen evocar recuerdos lejanos.
Bien por los artistas de los metros de España.
Salud

garib dijo...

Según el Sr. Google, son Módulos y la canción, "Cuando te espero". Vamos a ponernos un poco Abuelo Cebolleta ;)

Siempre, cuando te espero, oigo el violín que hace sonar un pobre viejo.
Siempre, desde su esquina, nos ve pasar y a su sombrero nos invita.

Notas son de un lamento,
pues hay recuerdos de los sueños que pasaron.
Sueños de un pobre viejo,
sueños perdidos que en un día le alentaron.

Siempre solo estará.
No tiene porvenir.
El solo quiere un rincón donde vivir.
Siempre solo estará,
pero no pierde la ilusión
de encontrar de un amigo el calor que no tuvo.

Triste, ya nunca escucho aquel violín que hacia sonar un pobre viejo.
Siempre estaba en su esquina, con su sombrero, su violín y su rutina.

Scout Finch dijo...

En el metro hay de todo, como en la vida, gente que toca bien y da gusto oírla y gente que debería dejar el instrumento en su casa (para alivio de los ciudadanos). Hay gente que lo hace para ganarse la vida y algunos que simplemente van a ensayar (esos son los menos, la verdad). Pero desde luego, todos intentan ganarse la vida de forma honrada, sin perjudicar a nadie. Y a mí me parece una forma muy digna de hacerlo.

Mi churri es flautista y hubo una época que mi "querida" suegra le decía que iba a terminar tocando en el metro, como si eso fuese algo horrible. Pues no lo es. Y además muchos te alegran la mañana.

(Nunca había oído hablar de los Módulos. Si uno hasta toca la bandurria, jeje).

RGAlmazán dijo...

¡Ay Scout! ¡Que joven eres! Los Módulos fueron en los sesenta un grupo magnífico y sin ser tan conocido como otros, si que eran muy seguidos y tenían bastante calidad.
Una de sus canciones, me parece que se llamaba "Todo tiene su fin", es una muy buena canción.

Tendré que hablar un día de la música española de los 60 en "El Abuelo Cebolleta". Tiene su puntito.

Salud y República

Anónimo dijo...

llegue a vuastra pagina buscando esa cancion "siempre cuando te espero..." solo me acordaba de un trocito que era el que mi padre me cantaba como una nana.. increible..