miércoles, 23 de mayo de 2007

Trabajando

Jamás entenderé ciertas cosas que pasan en mi empresa (y supongo que en otras). Llevo mes y medio sin hacer prácticamente nada más que atender a unas cuantas personas (si se presentan, claro) y esperar a que mi jefa me diga que puedo empezar con la siguiente fase del programa de inserción laboral en el que estoy trabajando ahora. Mes y medio de aburrirse en el trabajo es muy duro. Ya no sabía qué inventarme para entretenerme un rato haciendo algo relacionado con mi trabajo.

Ayer por la tarde, diez minutos antes de salir, llama la jefa para encargarnos que le mandamos unos datos con urgencia, datos que podíamos haber tenido preparados desde hace mucho si nos lo hubiesen avisado. Después de mes y medio de no hacer nada, ahora de repente hay prisas. Y todo porque no saben planificarse ni aprovechar los recursos humanos que tienen a su alcance. Podíamos llevar desde principios de mayo con la segunda fase del proyecto pero han preferido los agobios del final.

Yo entiendo a mi jefa. Está metida en demasiadas cosas y no da abasto, pero por eso precisamente me fastidia que no delegue y nos deje ayudarla.

Y hoy, después del agobio de ayer por la tarde, otra vez sin nada que hacer.

(En el fondo, me quejo de vicio porque tengo la suerte de tener un trabajo en el que me dejan bastante autonomía)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Nada peor que un mal jefe, que no es el que más grita, sino el que no planifica y te vuelve loco a última hora.

Maripuchi dijo...

Los jefes que no saben delegar tienen un problema. Creo que las empresas deberían invertir un poquitín más en formar a sus mandos: saldrían ganando ...

Y tú, ya lo sé, es un rollo, pero mira, te llevas un libro ... escribes en el blog ...

garib dijo...

Pero ¿tú tienes tiempo para trabajar, scout?

Scout Finch dijo...

Javi, los malos jefes, los que no planifican, los que se guardan la información para ellos solos, los que pretenden que les adivines el pensamiento, los que piensan que te dicen las cosas pero no lo hacen... Demasiados malos jefes.

Maripuchi, lo del libro es algo más complicado, pero si no fuese porque ahora tengo el blog, no sé cómo me las apañaría. Moriría de aburrimiento. Lo peor es que cuanto menos hago, menos me apetece hacer.

Querido Garib, ocho horas de aburrimiento dan para mucho, je je.

Besos.