jueves, 19 de abril de 2007

Estrellas

Siempre he vivido en Madrid capital. Así que cuando, de pequeña, iba a pasar el día a la huerta que tenía mi tío en el pueblo de mi madre, y se nos hacía de noche, y veía tantas estrellas, me asombra muchísimo y pensaba que a las estrellitas no les gustaba vivir en la ciudad y preferían las vistas del campo. Y ahora que soy más mayor, eso sigue asombrándome porque en Madrid no se ve nada de nada: Venus cuando amanece y anochece y cuatro estrellas más desperdigadas. Por eso, esta noticia me ha hecho mucha ilusión:

Científicos de 47 países se reúnen en La Palma para debatir iniciativas para preservar el cielo nocturno

La contaminación atmosférica y lumínica de nuestras ciudades, el efecto invernadero, el cambio climático provocado por el hombre, no sólo amenazan nuestra vida y la de miles de especies, sino que nos priva de uno de los espectáculos más maravillosos que puede contemplar el ser humano: el cielo nocturno.

5 comentarios:

Maripuchi dijo...

Me dan ganas de hacer quedada contigo este finde!!!!! ;-)

En el verano de 2003, soltera y sin compromiso (vamos, que no tenía nada mejor que hacer que dedicarme a mí misma), me pasaron dos cosas relacionadas con el cielo nocturno.

Tuve el placer de poder disfrutar del cielo más increíble que he visto en mi vida en Garrucha (Almería). Me daba la sensación de que jamás había visto tantas estrellas (lo que hace la memoria). Se veía hasta la vía láctea. Impresionante.

La segunda anécdota de ese verano pasó cuando sobre el 15 de agosto quise ir con unos amigos a ver las perséidas ... subimos a la Sierra y fuimos incapaces de encontrar un lugar que no estuviera contaminado. Incapaces. Al final, las vimos en un descampado de Coslada ... después de hacer casi 200 km con el coche buscando sitio.
Lamentable.

En algunos países de Europa, la iluminación de las calles es más tenue y sirve igual para su propósito.
En algunos países del mundo (Kuwait) se desperdicia energía iluminando cada milímetro de autopista en el desierto.

Estoy contigo. Es antiecológica la iluminación nocturna de nuestras ciudades. Luchémos por cambiarlo!!

Besos!

Daniel Isaac dijo...

Por no hablar del mal gusto...
En las grandes ciudades se utilizan las bombillas color yodo de bajo consumo. Hacen la ciudad más triste, más sucia...

Esa luz de pueblo, blanca, más tenue, amable...

Digo yo que con los adelantos que hay no se podría buscar una luz alternativa, que gaste menos, contamine poco o nada y esteticamente sea más bonita...

Y es que los búhos las pasamos canutas...

animalpolítico dijo...

Con quince años me leí "Secretos del Cosmos", de la colección esa cutre de RTVE. Tan seducido estaba, que le daba la paliza a todo el mundo con el tema. Mi abuela comenzó a explicarme los nombres y caractarísticas de las estrellas que se veían desde su ventana en Astorga. Se veían muchas. Me encanta. Tengo la suerte (así lo considero) de no haber vivido nunca en una gran ciudad más allá de unos meses. Salamanca y sus 180.000 me sobra ya. De hecho, vivo a las afueras. Contemplar las estrellas y escuchar los grillos y las chicharras en verano es un deporte maravilloso.

Caminante dijo...

PARA DISFRUTAR DEL CIELO NOCTURNO NO QUEDA MÁS REMEDIO QUE IR A ALGÚN TERRITORIO AMPLIAMENTE DESPOBLADO. MADRID NO ES EL CASO. Pasé una noche en La Maliciosa y se veía todo el valle repleto de luces, ddaba la sensación de estar más habitado que de día de tanta ilumnación como había -se juntaba un pueblo con otro: Cerceda, El Boalo, Mataelpino...-
Buena noche. Paquita

Scout Finch dijo...

Maripuchi, maja, ¡que nos vamos a buscar estrellas las dos!

Dani, tienes razón. Esa luz eléctrica es horrible. Además, lo que yo no entiendo es que en una misma ciudad haya todo tipo de bombillas en las farolas. Deberían buscar una luz uniforme, más tenue, que no contamine tanto.

Animal, ¡qué suerte! Eso es una de las cosas que menos me gusta de vivir en una ciudad tan grande. Nos acostumbramos a ver un cielo oscuro y cuando vemos cuatro estrellas nos emocionamos como si fuese algo maravilloso, cuando en tantos sitios es algo habitual (aunque cada vez menos).

¡Qué bonito, Paquita! Madrid es una farola que ilumina a su alrededor. Cuando voy al pueblo de mi madre y volvemos de noche, a lo lejos se ve un resplandor naranja: son las luces de Madrid. Da mucha pena.