martes, 17 de abril de 2007

Apuñalamiento

Ayer por la tarde volvía tan tranquila a casa, en el autobús, pensando en mis cosas, cuando de repente veo que, a la derecha, un agente de movilidad que está dirigiendo el tráfico, echa a correr hablando por el walkie. Miro a mi izquierda y veo a un montón de gente sujetando a un hombre que parece que se está desmayando. Pero cuando me fijo bien, veo que le están sujetando ¡porque el hombre lleva un cuchillo en la mano! Una chica sale del mogollón tambaleándose. El agente cruza a toda velocidad parando a los coches. A lo lejos se oye una ambulancia. El autobús pasa de largo y ya no veo nada.

Me quedé petrificada. Nunca había visto nada así. Lo cuentan en elmundo.es, pero no son demasiado exactos. El apuñalamiento fue en la esquina del paseo de Extremadura con la calle Saavedra Fajardo, no con el paseo de la Ermita del Santo, y a lo mejor la policía le puso las esposas al asesino pero fueron los ciudadanos de a pie los que le detuvieron, que yo vi a un montón de gente a su alrededor sujetándole la mano en la que tenía el cuchillo. Para que luego digan que no nos implicamos y que pasamos de todo.

Por desgracia, a pesar de que llegó una ambulancia rápidamente, la chica que vi salir de entre la multitud ha muerto. Otra más en el recuento de víctimas de la violencia de género.

4 comentarios:

animalpolítico dijo...

Es espeluznante. Qué pena dan estas cosas tan innecesarias y tan injustas. Imagino por lo que estarás pasando. Es muy duro cuando uno lo ha visto tan cerca.

Hace unos meses paseaba yo por una playa asturiana y un niño de trece años se estaba ahogando. ¡Y no nos enteramos hasta que ya era tarde! Se cayó un perrito al agua, desde el muelle. Se tiró su padre (con unas copas de más) a rescatarlo. Y como se ahogaba, o eso parecía, se tiró el niño.

Al final de ahogó el niño. El perro y el padre ilesos.

Lo peor en mi interior fue pensar que yo estaba tan cerca y que no me enteré de nada. Si lo hubiera visto sé que me hubiera tirado. El día era horrible y las olas muy fuertes. Pero, ¿quién dejaría morir a un niño de trece años?

Mi hijo tiene diez. Y aún se me encoge el alma cuando recuerdo el episodio de aquella playa y la cara de mi hijo, al que mi mujer se llevó enseguida para que no viera lo que yo sí ví y no puedo olvidar: los labios morados, etc.

Scout Finch dijo...

¡Qué fuerte lo que cuentas, Animal!

Lo que más me impresiona es que ví salir a la chica tambaleándose pero viva. Y ahora está muerta.

Me da mucha pena que estas cosas tan absurdas sigan ocurriendo.

Anónimo dijo...

Yo voy a hablar de lo de tu suegra, que mira que es lista la tía... Te entiendo perfectamente porque, oye, o es tu casa o es la suya, pero tener que compartir con tu suegra tu espacio vital ¡y encima cuando a ella le dé la gana! ¡Uf!

Lo del niño y la chica es que es una desgracia. ¿Injusticia o mala suerte? Siempre ando entre una y otra.

¡Enhorabuena por tu contrato indefinido! ¿Sabes que a mí me ha pasado algo similar?

Scout Finch dijo...

¡Enhorabuena a ti también, Magapola!

Lo de mi suegra no tiene nombre. Y encima sigue insistiendo.

¿Injusticia o mala suerte? Yo creo que las dos cosas. En el caso del niño, más bien mala suerte. En el caso de la chica, injusticia porque no puede ser que alguien que supuestamente te quiere, te mate y mala suerte porque esta chica fue a dar con un cabrón egoísta.

¡Saludos!