martes, 17 de abril de 2007

Alegrías

Después de un mónton de años (cuatro, para ser más exacta) trabajando en mi querida empresa con contratos por obra ¡por fin me han hecho uno indefinido! Lo firmé el día 1, así que os lo cuento con un poquillo de retraso.

¿Cómo lo conseguí, os preguntaréis algunos? Pues mintiendo. Me llegó una oferta, que no me interesaba en absoluto, para trabajar en otra empresa similar a la mía y, aprovechando la coyuntura, hablé con mi jefa y le dije que me estaban llegando ofertas (en plural), que no quería irme de la empresa pero que, si no me hacían contrato indefinido, tendría que planteármelo. Me tiré un farol que pudo acabar mal, pero acabó bien.

Así que estoy muy contenta. Además, de repente al señor gerente le ha dado por cambiarnos el horario, sin explicaciones. Eso sí, de manera experimental hasta finales de año. Así que, desde ayer, tenemos una hora para comer y salimos a la 18 h.

¡Cuántos cambios!

4 comentarios:

animalpolítico dijo...

Pues mi enhorabuena más sentida. No todo va a ser malo.

Oye, pero qué bien se te da eso de la negociación con los jefes. Has acertado de pleno.

Daniel Isaac dijo...

FELICIDADES!!!!!

Scout Finch dijo...

Gracias majo. En realidad, no sé si yo he tenido algo que ver en esta decisión del gerente porque, cuando salimos de la reunión, mis compañeras y yo estábamos convencidas de que no habíamos conseguido nada. Y al poco nos llega una circular con el nuevo horario.

No hay quien entienda a los gerentes.

Scout Finch dijo...

¡¡¡Gracias, Dani!!!