Faringitis

Ayer no pude ir a la manifestación contra la guerra de Irak. La culpa la tiene mi querida compañera de los inviernos: la faringitis.

Llevo desde el viernes por la tarde con dolor de garganta y fiebre, algo bastante habitual en mí porque, desde que empieza a hacer frío en otoño hasta que llega la primavera, me suele dar al menos un par de veces. Estoy dos o tres días con fiebre y dolor de garganta y luego me empiezo a recuperar. Dependiendo de lo alta que llegue a ser la fiebre, me tiro más o menos días en la cama: si pasa de 39ºC es que voy a estar como mínimo tres días fastidiada, si no en dos días estoy bien, hecha polvo pero sin fiebre.

Ya veis que lo tengo todo controlado. Desde que me quitaron las amígdalas, comúnmente conocidas como anginas, a los 4 añitos este es mi divertido periplo de todos los inviernos, aparte claro de los constipados. Afortunadamente, hace años que no tengo gripe, aunque el año pasado se me complicó la faringitis con un virus y adelgacé 4 kg en una semana.

Hoy me he levantado mejor, al menos no tengo fiebre. Ayer por la mañana hice un intento de ponerme con el blog para distraerme, creo que hice un comentario en algún sitio, no recuerdo cuál, y enseguida tuve que volverme a la camita.

Así que no me he enterado de nada: ni de manifestación ni de nada. ¿Qué tal fue? ¿Qué os pareció a los que fuisteis? Me dió mucha rabia no poder estar allí, recordando aquella supermanifestación del 2004 en la que por poco muero aplastada de la cantidad de gente que había (je je, me río pero hay algo de verdad en esas palabras: me agobié bastante en algunas partes del recorrido, sobre todo llegando a Sol). El Manifestómetro dice que había entre 40.000 y 50.000 personas. Supongo que no es nada fácil que la gente se eche a la calle para protestar contra algo que se ha hecho tan habitual en nuestros telediarios que ya no provoca tanta indignación.

¡Qué pena que nos habituemos tan rápido a oír que diariamente mueren en Irak decenas de personas! ¿No es más importante rechazar eso que la hipotética "entrega de Navarra"? Parece que valen más ciertas ideas, más bien mentiras, que miles de vidas. Pero claro, los muertos de los demás no valen tanto como los nuestros...