Los 400
¡Qué pena que nos hayamos vuelto tan insensibles, que nos importen tan poco las vidas de 400 personas! Esta situación es vergonzosa, y por desgracia no es la primera vez que ocurre. ¿Cómo es posible que los gobernantes de estos países, entre ellos el nuestro, se pasen la bola los unos a los otros como si estuviesemos hablando de patatas o estiércol? ¡Son personas, personas lo suficientemente desesperadas como para arriesgar sus vidas en un viaje incierto! Por desgracia, a pesar de que nos vanagloriemos de estar en un país civilizado, seguimos teniendo en muy poca estima la vida de los demás, sobre todo si no son del color o la clase adecuados.
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