miércoles, 21 de noviembre de 2007

Lucecitas

El otoño me pone melancólica. Y la lluvia mucho más.

El frío me hace tiritar. Y me provoca ternura y ganas de estar calentita en casa y de que lleguen las vacaciones de Navidad para poner el árbol, con sus bombillitas y contemplarlo a oscuras, como cuando era pequeña y por la noche me tumbaba en el sillón, con mi padre al lado, y las luces parpadeantes me hacían sentir tan bien que no quería irme a la cama.

Ese sencillo recuerdo de hace tantos años me pone la carne de gallina y me provoca nostalgia y alegría a la vez. Son esas pequeñas cosas que atesoramos con tanto cariño las que nos hacen las personas que somos ahora, esos recuerdos de instantes que parecen sin importancia y que, sin embargo, nos hacen ser más humanos. Seríamos muy desgraciados sin ellos.

¿He dicho ya que el otoño me pone melancólica...?

8 comentarios:

Maripuchi dijo...

Me has hecho gracia con la frase de las vacaciones de navidad ... como si se dieran por sentadas, como en el cole ..

Yo ví el otro día (por finnnn) la del ruiseñor y, salvo por lo cursi del ambiente por la época en que está hecha la peli, un peliculón.

Blanca dijo...

¿Cursi Matar a un ruiseñor? Uy, lo que ha dicho... me voy a chivar ya sabéis a quien.

RGAlmazán dijo...

El otoño para mí, también es la estación más triste. A pesar de todo la prefiero al invierno.

Matar a un ruiseñor, Scout (y tú, más que nadie lo debería saber) es una de las pocas películas que no desmerecen a la novela.

Salud y República

Daniel Isaac dijo...

Hola de nuevo scout...

Gracias de nuevo, por la preocupación..

Un abrazo.

Freia dijo...

Hola Scout. Pues este año las lucecitas serán en una nueva casa y comenzarás a identificarlas con nuevas vivencias. Los recuerdos y la nostalgia de pequeña, con nuevo envoltorio y nuevas personas que participan de tu vida. Siempre está bien poder traerse cosas del pasado para construir un nuevo presente.

J. G Centeno dijo...

El otoño es precioso, con la mejor combinación de colores posibles, pero es una estación que invita a la reflexión, que nos lleva a la nostalgia, y da ahí, pasito a pasito, vamos de cabeza a la melancolía. La imagen de ti misma contemplando las luces del árbol junto a tu padre es suficientemente esclarecedora.

Anónimo dijo...

Si no fuera por la nostalgia, probablemente seríamos más estúpidos. Cierto dolor nos hace más "humanos". Además, potencia la importancia de quienes vivieron con nosotros (casi siempre justificada).

El otoño, además de causar nostalgia, es una época preciosa en cuanto a paisajes: los dorados y rojos de los árboles son excelentes.

Para mí, lo mejor era ir a la playa a traer arena para el belén.

Rocío Rico dijo...

Me gusta mucho el otoño.

Y "Matar a un ruiseñor".